HOY, MÁS ALLA

Transitar lento por la sombra de mi cuerpo. Una voz interior dicta la palabra. Diálogos que se niegan al sonido, recorren la inversa curva del tiempo. Conjugando el vivir, la mente danza y desata el corral de la ignorancia. Aquello desconocido no se elige. No obstante, los maestros internos guían hacia el infinito. El movimiento nace a la magia y el centro pierde virginidad en el presente.
Ansiosa lujuria del hecho creativo, el cofre de mi piel regurgita palabras.
Más allá del sonido, se convierten en tensión y surge la imagen.
Como discurso romántico y mordaz, libélulas esquivas pululan mi entorno de papeles y lápices, presagiando asociaciones próximas a la idea.
Esmeradamente la pasión esculpe rastros de otras tempestades.
El silencio, dialoga y rompe el vacío de la existencia. Poseo el sentimiento, por lo tanto su fuerza y su misterio.
Dejé la ciudad donde nací. Olía hollín y cloacas en sus calles.
Árboles que florecen por primaveras que no vivieron. Contradictoria como la calma y el infierno, virtudes exasperadas, teatralizan su opuesto.
¿Cuál es el hechizo que establecen las cosas, para amarlas a pesar de sus contornos ásperos?
Añoro perderme en la ignorancia del tumulto, tanto como amo pasear en lo umbroso del bosque o caminar por la arena reseca de grietas.
Sepultada en cenizas del pensar, florecen hierbas amargas. Hago un hueco en las cobijas y me arropo de la nostalgia.
Le hablo a mi alma para que sea libre. Frases nunca escuchadas alumbran paradigmas. Desde la fibra con fuerza aparece el impulso.
Metamorfosis de colinas y lagunas, entrevero de palabras. El lenguaje es ausencia vencida en el tiempo y su amor ocupa el vacío de la magia.

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