OCHO

La estación era amplia y compleja . Un laberinto de señales y luces parecían complicar el encuentro en el gentío. Su mirada recorría la urgencia de los pasajeros queriendo detenerse en la figura esperada y los minutos delataban su temor.
El tiempo arropó sus ideas y la imagen perfilada en el brillo de la hendija cómplice, la sorprendió.
Sus miradas impedían cruzar el océano que los enfrentaba. Solo un beso y un témpano pareció instalarse. Escuchó.
La misma historia nunca dicha era rechazada desde la confirmación y la confianza. Las palabras emprendieron un prolongado letargo, tratando de clarificar misterios. En un instante debía reconocer el triunfo de la telaraña .
Rearmarse para poder seguir , en un cielo solitario que cada vez parecía más distante del parral de los sueños.
El próximo tren de regreso la esperaba igual que su pueblo. Apenas si el aturdimiento de luces y campanas podían acercarla a imaginar lugares y un recomenzar más cierto.

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